Es tuya
Y te conocí una tarde, después me confesaste que te daba pena porque yo era fresa, pero que ahí te quedaste, conmigo, pero no en tu plaza.
La presión era mucha, los plasmas, las pantallas enormes, el actor, las luces, las cámaras, las animaciones, los proyectores, LA PRESIÓN DE NUEVO... tú y los demás músicos y era el último ensayo y tu bebé naciendo en el hospital, te quedaste hasta estar seguro que al día siguiente en el teatro estaría todo bien, como efectivamente lo estuvo.
Y se abrió el telón y tus tambores llenaron el sitio como llena el corazón las orejas de los bebés en el vientre, nunca escuché tanta sincronía, terminamos, aplaudían, te fuiste sin festejar, pero te vi feliz, muy, muy feliz.